La receta es una de las más conocidas en repostería por la sencilla proporción de los ingredientes. No sé si el truco está en el punto de la mantequilla, en tamizar la harina, en montar las claras a punto de nieve, o en la alineación de los planetas, pero el caso es que salieron buenísimos, así que espero que os animéis a hacerlos en casa y os salgan tan ricos como estos.
200 g de harina de repostería
200 g de mantequilla pomada
200 g de azúcar
4 huevos ( aproximadamente 200g )
50 g de arándanos
Para el glaseado: una cucharada de mermelada de frutos rojos, azúcar glas y una cucharada de agua hasta conseguir la consistencia deseada
Lo que yo hice fue pesar los huevos y luego añadir la misma cantidad de harina, mantequilla y azúcar como de huevo, en mi caso fueron unos 140 g y me dio para hacer dos pequeños.
Precalentamos el horno a 180 grados.
Batimos la mantequilla con la mitad del azúcar y vamos añadiendo a esta mezcla las yemas de una en una, integrandolas bien en la mezcla antes de añadir la siguiente. Añadimos a continuación la harina tamizadas reservamos.
Montamos las claras a punto de nieve añadiendo el resto del azúcar en varias veces hasta que el merengué este brillante y duro que incorporaremos a la mezcla reservada.
Por último, enharinamos ligeramente los arándanos para que no se vayan al fondo del molde cuando los horneemos.
Engrasamos y enharinamos el molde y vertemos en él la masa.
Horneamos entre 35 y 50 minutos a 175 grados,dependiendo del tamaño del molde. A mi me llevaron unos 45 minutos.
Una vez listo, lo sacamos del horno y dejamos enfriar en una rejilla. Para decorarlo, podemos hacer un glaseado sencillo con agua y azúcar glas, a la que podemos añadir sí queremos una cucharada de mermelada. Otra opción es cubrirlo con mermelada y arándanos.
Buen provecho, yo sin duda repetiré









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