Ingredientes:
575 g de harina tostada
70 g de almendra molida tostada
1/2 cucharada de canela en polvo
1 chorro de anís
160 g de azúcar glass
220 g de manteca de cerdo
En primer lugar tostamos la harina, podéis hacerlo en la bandeja del horno a unos 160 grados, pero yo prefiero hacerlo en una sartén y remover con cuidado para que no se queme. Cómo siempre se pierde algo en el tostado conviene empezar con algo más de los 575g que necesitamos.
En cuanto a la almendra, podéis comprarla tostada y sólo molerla, cruda y tostarla y molerla o ya molida y sólo tostarla un poco
Con la harina y la almendra tostadas y molidas, tenemos que mezclarla bien con el azúcar glass y tamizarlo todo junto.
Añadimos la media cucharada de canela y hacemos un volcan en el que metemos la manteca de cerdo y el chorro de anís. Amasamos bien para unir todo y lo dejamos una hora reposar en la nevera.
Después de enfriar, llega el acto de fe. La masa es muy arenosa y parece que se va a romper, pero tranquilidad porque salen.
A mí me gusta hacerlos gorditos como de dos cm de alto y pequeñitos, así que uso un vaso de chupito para cortarlos
Los vamos colocando con cuidado en una bandeja sobre papel de horno y refrigeramos nuevamente en la nevera entre media hora y una hora.
Mientras tanto, precalentamos el horno a 200 grados.
Los horneamos unos 15 minutos usando sólo la parte superior del horno, vigilando que no se quemen.
Los dejamos enfriar y espolvoreamos con azúcar glass
Envolver en papel de seda y servir o preparar para regalo, porque quien los reciba lo va a agradecer seguro.




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