Hoy os traigo una delicia, pocas cosas habré probado yo de este calibre, también os digo que no tienen nada que ver con los que podemos comprar por aquí, los hechos en casa son infinitamente mejores. Dicho esto, también os digo que tiré unas cuantas bandejas antes de pillar el punto a mi horno y a la masa, pero ahora los hago como churros, y merece la pena haberse tirado un poco de los pelos 😜
110 g de almendra molida
220 g de azúcar glas
110 g de clara de huevo pasteurizada
30 g de azúcar
Colorante en gel.
Para el relleno
Ralladura de una lima
100 g de queso crema
60g de mantequilla
60 g de azúcar glas
Comenzamos tamizando un par de veces la mezcla de azúcar glas y almendra molida
Montamos las claras a punto de nieve firme, añadiendo poco a poco los 30 g de azúcar cuando empieza a espumar.
Si queremos añadir color, éste es el momento, yo puse un poco de colorante amarillo. Debéis tener en cuenta que tiene que ser colorante en gel, los demás nos cambiarán la textura y darán problemas.
Añadimos la mezcla de almendra y azúcar poco a poco, en tres veces, incorporándola siempre con movimientos envolventes
El punto de la masa tiene que ser de cinta, es decir que al dejar caer la masa, se formen como unos lazos que se mantienen.
Damos unos golpes a la bandeja para eliminar posibles burbujas y ahora toca lo más importante, dejarlos el tiempo necesario hasta que sequen, es decir, que al tocarlos, el dedo no se pegue. Dependiendo de la época del año y el lugar en que viváis, este paso puede llevar 20 minutos o 3 horas, pero es imprescindible.Los sacamos del horno, los dejamos enfriar y los despegamos.
Lo más difícil está hecho. Ahora toca hacer el relleno, probé varios pero este me encanta y es muy sencillo. También podéis poner una mermelada, una ganaché de chocolate, lemon curd... Lo que más os guste.
Este relleno es muy sencillo, rallamos la lima y la mezclamos con la mantequilla a temperatura ambiente, el queso crema y el azúcar glas ayudándonos con unas varillas para eliminar posibles grumos.
Lo ponemos en una manga pastelera y la refrigeramos una media hora en la nevera.
Después de este tiempo, cubrimos una de las caras y usamos la otra como tapa.












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